Francisco Javier Angulo Guridi
En ocasión de la emisión del timbre postal en su honor.
Santo Domingo, 9 de septiembre de 2024.
Guillermo Piña-Contreras.
Salutaciones, El instituto Postal Dominicano (INPOSDOM), pone esta tarde en circulación una estampilla postal con el retrato del escritor, poeta, novelista, dramaturgo y geógrafo Francisco Javier Angulo Guridi (1816-1884), uno de los precursores de la literatura dominicana de hoy. Los homenajes y reconocimientos nunca son tardíos. Tienen su momento. Los escritores tienen el don de la inmortalidad y, como los dioses del Parnaso, la virtud de la paciencia. Francisco Javier Angulo Guridi se une con la puesta en circulación de este sello postal a escritores y poetas nacionales como Salomé Ureña, Pedro Henríquez Ureña y Juan Bosch, entre otros dominicanos que han tenido el honor que su efigie de la vuelta al mundo adosada al extremo superior derecho de una carta. No conozco el criterio de la comisión filatélica para decir qué o quién merece figurar un timbre postal con su imagen. F-J. Angulo Guridi, además dela calidad de sus poemas, novelas y obras dramáticas, lo amerita simplemente porque que fue el primer dominicano en publicar un libro en 1843. El pie de imprenta de Ensayos poéticos (1843), es pues el primer libro publicado por un escritor dominicano; sin embargo me atrevo a decir que nadie de los aquí presentes sabe con certeza cuál es el último libro, no importa el género, publicado hoy por un dominicano. La bibliografía dominicana es tan voluminosa hoy día que no podemos imaginarnos que hace apenas 181 años que Francisco Javier Angulo Guridi publicó sus Ensayos poéticos. Pero esa no es su única primacía editorial. Es también el primer dominicano en publicar una novela: La fantasma de Higüey (1857). En cuanto a la primera novela hay quienes sostienen que es El montero(1856), de Francisco Bonó, publicada por entrega en París; pero connotados historiadores de la literatura no toman en cuenta la literatura por entrega o folletinesca debido a la dificultad que presentan las publicaciones periódicas para medir su recepción. En cuanto a quién fue el primer dominicano en publicar un libro, además de Francisco Javier Angulo Guridi, otros nombres giran en torno a la primacía: Andrés López de Medrano y Esteban Pichardo entran en la competencia. Pedro Henríquez Ureña en La cultura y las letras coloniales en Santo Domingo, y Emilio Rodríguez Demorizi en La imprenta y los primeros periódicos de Santo Domingo, refieren que el libro más importante que llegó a imprimirse en Santo Domingo fue el Tratado de lógica (1814) de Andrés López de Medrano, pero, consigna Henríquez Ureña, “su Tratado de lógica se ha perdido”. Una pérdida que implica que ese lugar le corresponde a los Ensayos poéticos de Angulo Guridi dada a la estampa en Cuba en 1843. Vetilio Alfau Durán en su documentado e interesante artículo “El primer libro de versos publicado por un dominicano”, descarta a Esteban Pichardo, nacido en Santiago de los Caballeros a finales del siglo XVIII, porque Pichardo en su Miscelánea poética (1823), apenas alude al país natal pues no se sentía dominicano, como en efecto, lo muestra su obra literaria. Los que han intervenido en cuál fue el primer libro publicado por un dominicano, a pesar de sus sempiternos visos de polémica, coinciden en que al día de hoy ningún libro de autor dominicano fue publicado antes del siglo XIX fuera de la colonia; sabemos que la imprenta comenzó a funcionar efectivamente, en el Santo Domingo español, a finales del siglo XVIII, según consigna Moreau de Saint-Méry en 1783 en su Descripción de la parte española de Santo Domingo; afirmando además que la imprenta no se utilizaba en la parte española de la isla para imprimir libros sino hojas sueltas y publicaciones periódicas de pocos folios que siempre se vieron sometidas a la censura parcial de la Corona, luego de la reconquista de Sánchez Ramírez (1809) pues, recordemos, la Colonia española había sido cedida a Francia en 1795. Alfau Durán, en el prólogo a La fantasma de Higüey, señala: “En 1843 [Francisco Javier Angulo Guridi] publicó en Puerto Príncipe, Cuba, su primer libro de versos bajo el título de Ensayos poéticos. Contiene unas cuarentas composiciones en las cuales añora la patria ausente: ‘Al Ozama’ al ‘Río Yuma’ (que confunde con el Yuna), a la ‘Torre del Homenaje’, a ‘Maguana’..., poesías de alguna extensión.” Esteban Pichardo, aclara Alfau, sólo menciona su país de origen en uno de sus poemas; su novela El fatalista (1866) es considerada cubana; toda su obra lexicográfica es consagrada a Cuba. Pichardo era y se sentía cubano. Más por honestidad intelectual que por espíritu de polémica, Alfau Durán restituye a Francisco Javier Angulo Guridi la primacía no sólo por los poemas de sus Ensayos poéticos sino también por la nostalgia al país de origen. El riguroso Alfau Durán en su prólogo a La fantasma de Higüey (1857), considera: “[...] La fantasma de Higüey [de Francisco Javier Angulo Guridi], es la primera novela publicada por un escritor nativo.” Por otra parte, si damos crédito al criterio de ciertos historiadores de la literatura que suelen no tomar en consideración los “folletines” que publicaban revistas y periódicos europeos a mediados del siglo XIX debido al poco alcance de su recepción y a la naturaleza intrínseca de este tipo de publicación. Vale recordar que Alexandre Dumas fue uno de los mayores expositores de la literatura folletinista francesa, tanto Los tres mosqueteros como El conde de montecristo fueron publicados por entregas en el Journal des Débats de París de 1844 a 1846. Su éxito fue tan impresionante que ambas obras aparecieron en formato libro al cabo de la última entrega en 1846. Esta es la fecha del pie de imprenta que los historiadores de la literatura consideran. En ese sentido la primera novela por entrega recaería pues a Manuel de Jesús Galván que, en 1855, antes que Bonó, había publicado en diciembre de 1855 en El Oasis La puericracia, y Federico o el aburrimiento en 1856; y también ese año, Elvira y Manfredo. Determinar cuál fue el primer libro publicado por un dominicano o cuál fue la primera colección de poemas o, más aún, la primera novela podrá parecernos, a simple vista, un falso problema; pero es la parte escondida del iceberg, pues lo que se pone de manifiesto con esas estadísticas, además del carácter reciente de la bibliografía dominicana, es el abandono de que fue objeto la Colonia de Santo Domingo por parte de España debido al sitio a que las grandes armadas imperiales de Francia, Holanda e Inglaterra, desde finales del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII, la sometieron. Esa condición de “frontera imperial”, como diría Bosch, es la causa de la arritmia histórica dominicana que le costó al país años para tratar de ponerse a nivel de lo que se escribía en el Continente hispánico. Francisco Javier Angulo Guridi fue quien puso el primer libro de la hoy inmensa bibliografía dominicana. Muchas gracias
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